Marcial

Magola Moreno captura la dignidad y la introspección de su protagonista en esta pintura a través de una composición que dialoga con la tradición del retrato clásico. La escena combina la serenidad del paisaje con la intensidad expresiva del personaje, cuya mirada transmite una historia silenciosa de identidad y pertenencia. Las manos sostienen un frondoso ramo de flores, símbolo de vitalidad y conexión con la naturaleza, mientras los accesorios y la vestimenta contemporánea contrastan con la atmósfera bucólica del fondo. La presencia de un perro descansando en la distancia refuerza la sensación de quietud y contemplación, sugiriendo un momento suspendido entre lo cotidiano y lo simbólico. Moreno utiliza el color con maestría, equilibrando los matices cálidos y fríos para generar una composición armónica en la que el personaje se funde con su entorno sin perder protagonismo. Incluye certificado de autenticidad expedido por la artista y marco en madera.